Cedaceros 4

Con esta madrileña dirección, Javier Bergia da título a este disco. Bergia consigue que nos identifiquemos con algo tan particular como su vida, convirtiendo sus historias en algo universal y compartido.

Con colaboraciones como Ismael Serrano, Cuco Pérez, John Parsons y diseño gráfico de Moncho Otero entre otras, el disco son 15 temas que hablan del pasado, que retratan recuerdos de infancia y juventud, que pintan calles llenas de vivencias.

En el 2008 Cedaceros 4, obtiene el Premio Villa de Madrid y fue en ese año, si no me falla la memoria cuando pude verlo en directo en O Nigromante (un interesante local en Brion, localidad próxima a Santiago de Compostela). Lo que si recuerdo es la noche de lluvia, a la dueña del Pub, a una pareja que estaba sentada detrás, a mis cuatro amigos, mi mujer y yo  y nadie más ... disfrutando de la luz de dos focos, de Javier Bergia y de su guitarra durante más del 80% del concierto (un autentico lujo, gracias Javier).

REFLEJOS PERDIDOS:

Observo como pasa el tiempo frente al televisor, rancio, sin contenido, detrás de un montón de reflejos perdidos. Abstraído por el efecto de los rayos catódicos no atiendo a los contenidos y me entrego inconsciente a la consideración involuntaria de lo que me viene a la mente.

CEDACEROS 4:

Cuando apenas tenía seis años, Cedaceros era una de esas calles modernas, breve pero intensa del pequeño, castizo y ya viejo Madrid de entonces. Había una tienda de bombones llamada juncal, dos camiserias para gente elegante, el vetusto club de Madrid; en la esquina con la carrera de San Jerónimo, una pequeña iglesia de padres jesuitas. Por la calle pasaba un trolebus y en la esquina con Arlabán una tienda de estampas taurinas regentada por un hombre muy alto de capa y sombrero, un estanco y una peluquería (di que te lo dejen cortito), una tienda de ultramarinos con olor a gato y el cine Arniches donde todavía resuenan en blanco y negro los ecos de Tarzan y de King Kong.

Saudos e Saude.